lunes, 19 de noviembre de 2007

La soledad


Jeremías 15:16 “Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos. No me senté en compañía de burladores, ni me engreí a causa de tu profecía; me senté solo, porque me llenaste de indignación.”


Esta palabra fue dada en un mensaje compartido por un hermano del Reino, la cual me impactó en gran manera. Yendo a la literalidad del versículo, y conociendo algunos aspectos del carácter de Jeremías, nos encontramos con un Jeremías que muchas veces contiende con Dios. Muchas veces por lo opuesto y descabellado de las cosas reveladas por Dios, y otras hasta negándose a escucharlo más. Realmente podemos encontrar no un profeta glorificado, ni con la palomita del espíritu girando a su alrededor, ni en un continuo estado de transe místico. Por el contrario, poniendo la suficiente atención en sus relatos, podemos verlo muchas veces en crisis, desahuciado, indignado, desolado, pero siempre HABLANDO CON DIOS. El hablaba con Dios y Dios hablaba con él. ¿No será que la esencia de lo profético es precisamente esto y no un mero título habilitante? Muchas estructuras de liderazgo actuales se basan en conocer los secretos ocultos de las personas, pero pocos enseñan que el liderazgo eficiente es el que escudriña los secretos y misterios más profundos de Dios, quien conoce y pesa lo que en el corazón hay. Este hermano mío, llamado Gustavo Furnier, comentaba que había muchos que sabían o conocían a Dios por letras de canciones o alabanzas pero jamás han conocido a Dios a través de la Palabra. Convengamos que si una persona se dice creyente, o cristiana, es porque su alimento es precisamente la palabra de Dios. En este principio fundamental conocemos a los que son de Dios y los que no. Las ovejas conocen la voz de su pastor, por lo tanto me pregunto: ¿De qué se estarán alimentando los que dicen creer en Jesús si no es de sus palabras?

Este pasaje nos muestra claramente un proceso por el cual todo creyente genuino pasa y no puede escapar. No hay atajos. No hay vuelta atrás. Aquellos que buscan verdaderamente ser alimentados por la palabra de Dios hallan lo que buscan. Pero para hallar hay que primero BUSCAR. Segundo; hay que hacer de esa Palabra nuestro alimento. Llevarla a nuestro interior, pasarla por el proceso de digestión espiritual, de meditación y revelación de la misma para poder ver las cosas que antes no se veían. Definitivamente sin COMER y sin BEBER agua toda persona muere. De la misma forma nuestro espíritu. Nuestra comida es la sana y pura Palabra de Dios, y el agua, el Espíritu Santo, agua pura, no contaminada, suficiente y vital para nuestra vida en Cristo.

Primeramente, cuando el Señor nos comparte algo, o nos confía un secreto, nos trae gozo, alegría, satisfacción, gratitud y nos renueva sea cual sea el estado en que nos encontremos. Luego viene el tiempo de los burladores, de los engreídos, de los sabios en su propio entendimiento que jamás podrán entender las cosas espirituales. Nadie escapa de esa prueba. ¿Cómo Dios te va hablar a vos? Por gracia. Nada más que por gracia. Por eso es más que importante el conservar la humildad y sencillamente creer a lo que Dios nos ha susurrado. Tomar decisiones. ¿Soy parte o no de los que creen tener el señorío sobre la verdad? ¿Soy parte o no de los que tergiversan la verdad? ¿Jeremías tomó la decisión de no hacerlo, indignado, entristecido, furioso, costándole aún sentarse y quedarse solo. Solo para seguir escuchando a Dios. Soledad para someter a prueba su fe y lo que ha escuchado de Dios.

Por tanto, no escapemos a los tiempos de soledad. Cuando descubramos lo magnífico que pueden resultar esos momentos, jamás volveremos a negarnos pasar por esos tiempos de crisis en donde contendemos una batalla dura contra nosotros mismos. Muchos se alistan para batallar contra Satanás, contra potestades espirituales y carnales, pero pocos, muy pocos se alistan para batallar contra sí mismos, porque pocos, muy pocos están dispuestos a morir a sí mismos.
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(Conocé el espacio personal de Gustavo Furnier: http://g5m.blogspirit.com)
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