martes, 14 de octubre de 2008

Confianza ciega



Isaías 36:4-6 “¿Qué confianza es esta en que apoyas? Yo digo que el consejo y el poderío para la guerra que tú hablas, no son más que palabras vacías. Ahora bien ¿en qué confías para que te reveles contra mí? He aquí que confías en este báculo de caña frágil, en Egipto, en el cual si alguien se apoyare, se le entrará por la mano, y la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para todos los que en él confían.”


Situados en contexto, Judá es invadida por Asiria con Rabsaces al frente del ejército. Judá era reinado por Ezequías, quien había negado servir a Asiria.

2 de Reyes 18 nos muestra el buen comienzo del reinado de Ezequías, pues hizo lo recto delante del Señor. Destruyó los altares de Baal e hizo conforme a los hechos de David.

Ocurrió que Asiria no se queda de brazos cruzados, sino que decide invadirlo y ponerlo nuevamente a su servicio.

Si bien Ezequías había comenzado poniendo su esperanza en Jehová, no había sido una confianza total, plena y de abandono. Lo comprobamos cuando vemos que Ezequías intenta persuadir a Rabsaces con riquezas, con las riquezas del templo. Las riquezas con las que había sido prosperado por Dios por hacer su voluntad.

He aquí la primera confianza del hombre: El dinero.

De nada sirvió.

Lo segundo que hace alusión Rabsaces es al consejo. “Yo digo que el consejo y el poderío para la guerra, de que tu hablas, no son mas que palabras vacías.”

El consejo tiene que ver con el propio modo de ver las cosas, con el conocimiento, con lo intelectual, con todo aquello que viene del pensamiento humano y no con la Verdad.

Tiene también que ver con estrategias, métodos y formas de hacer las cosas, pues habla de consejos para la guerra.

El segundo elemento de su confianza: todo lo que venga de su yo, de su mente, de su propio juicio.

El poderío para la guerra son las herramientas y armas que posee para llevar a cabo todo lo que viene de su propio consejo y saber. Todo con lo que pueda ejercer poder sobre otros y hacerse superior.

El poder es el tercer elemento de la confianza del hombre. El poder económico, el poder científico, el poder nuclear, el poder de oprimir e intimidar, el poder de estar sobre otros, el poder de la autosuficiencia y de la dependencia de otros. Poder.

No siempre se da que un engaño es anticipado por el mismo engañador. Solo cuando su poder y seguridad no dan lugar a escape de las redes de la mentira al que es engañado.

El engañador es el sistema, el sistema religioso, el sistema humano, el sistema global, todo sistema creado por mano de hombre, cuyos pilares son el dinero, propio juicio y el poder.

El engaño es que por medio de cualquier sistema de su creación, el hombre puede llegar a ser Dios, que con la sola confianza en sí mismo puede igualar a Dios.

Esta es la ruina del hombre y de su creación: La confianza en sí mismo, báculo de caña frágil, el cual por haberse apoyado en él, entrará y atravesará su propia mano.

Los engañados, todos aquellos que aún siguen apoyándose y confiando en el sistema.


martes, 7 de octubre de 2008

LLega la hora


Salmo 9:19-20 "Levántate, oh Jehová; no se fortalezca el hombre; sean juzgadas las naciones delante de tí. Pon, oh Jehová, temor en ellos; conoscan las naciones que no son sino hombres."


Iglesia genuina de Cristo, sea tu clamaor oído, pues el hombre conocerá que no es en sus fuerzas y verá la obra de sus manos precipitarse, convirtiéndose en su propia carcel.


Lo que fue su confianza será su prisión, su desesperación y su propia ruina.


El juicio esta delante de nuestros ojos. Los hechos hablan de ello.


El hombre conocerá que solo es un hombre.


Iglesia genuina de Cristo, llega tu hora.