sábado, 26 de mayo de 2007

Llamados a Testificar


Levítico 5:1 “ Si alguno pecare por haber sido llamado a testificar, y fuere testigo que vio o supo, y no lo denunciare, el llevará su pecado



Creo a que muchos les causarán la misma impresión que a mí descubrir este pasaje. Verdaderamente debemos estar preparados para ese momento. Todo tiene su tiempo y seamos de los que el Señor ha revelado cosas (testigo que vio), o de los que hemos discernido cosas escondidas (testigo que supo) habrá un momento en el que vamos a ser llamados a testificar. Todos en si, desde el momento que conocimos a Jesús fuimos a testificar y nos agolpamos y martirizamos a las personas con nuestro evangelio de milagros. El evangelio que se ha de predicar en estos tiempos no es humano ni de avivamiento. El evangelio que sí todos estamos llamados a testificar es el de la Verdad. Pero NO el de la Verdad que sale de nuestras bocas sino del que sale de nuestros corazones. Ese evangelio sin mancha ni arruga que brota desde nuestro interior y se magnifica en nuestra vida. En esto sí que todos somos llamados a testificar. Pero pronto habrá un tiempo en que el llamado se hará más fuerte y será para confrontar a los del viejo evangelio.
No se vos, pero yo no quiero cargar con los pecados de nadie, ni quiero ser cómplice de nada. Por eso, opto por buscar testificar desde mi corazón, con mi vida, en secreto, cuando nadie me ve. Empecemos por ahí.

martes, 22 de mayo de 2007

Desesperados en medio de la Apostasía

Si usted alguna vez tiene un encuentro con la presencia manifiesta de Dios, arruinará los cultos de la Iglesia. Desde ese momento, tendrá que soportar la iglesia. Lo que usted realmente quiere es: “Ven, Dios.”

Los sermones y los cantos le molestarán. Seguir la corriente le desesperará. “¿Qué está tratando de hacer?” La gente ni siquiera puede ver lo que usted esta mirando. Piensan que usted esta mirando por la ventana, pero usted esta buscando el patrón que aparece en el vidrio. Ni siquiera miran lo mismo.

Su Padre celestial quiere que usted vuelva a descubrir el gozo de la inocencia y la emoción de su presencia. Cuando dejamos atrás la arrogancia de la adolescencia, no podemos capturar su corazón porque pensamos: Ah, eres tú. Ah, es la iglesia, están cantando otro canto. Un sermón más.

El proceso no es esconderse; el proceso es el hallar y el gozo del descubrimiento fresco de su presencia. Cuando los ruegos apasionados reemplacen a los discursos áridos, la “iglesia” puede llegar a ser la celebración de su presencia como siempre debió serlo. Dios siempre estuvo allí esperando, pero las condiciones no eran propicias.

Para que la escarcha aparezca en la ventana, no solo las condiciones deben ser las precisas fuera de la ventana, sino que la temperatura tiene que ser igualmente la precisa en el interior. Aparece cuando esas dos condiciones se encuentran. Cuando el quebrantamiento aparece en nuestras vidas, la apertura aparece en los cielos.

Tal vez Isaías tuvo un encuentro en el templo ese día porque acababa de regresar de un funeral. Estaba un poco más que afligido de lo normal. De repente su dependencia terrenal había sido suprimida y tal vez sintió que debía buscar una dependencia celestial en la presencia de Dios.

Dios aprovechará sus sentimientos de desesperación para crear una dependencia en ÉL. Treinta segundos en la presencia manifiesta de Dios puede cambiarlo todo. Puede cambiar una nación, puede cambiar su futuro, puede reestructurar su futuro. Usted nunca será el mismo.

Isaías vivía en una época de apostasía religiosa. Las cosas se habían tornado mal en lo religioso. Algunos disfrutan señalando las cosas que andan mal en la iglesia. Tengo noticias para ellos: Podemos mover todas las perillas y oprimir todos los botones que queramos en la tierra, pero jamás vamos a arreglarla, la arregla en lo celestial. Usted puede tener un encuentro con Dios precisamente en medio de la apostasía religiosa. Su desesperación le hace mirar más allá de las circunstancias, más allá del velo.


(Fragmento extraído de “Los captores de Dios”, Tomy Tenney, Editorial Betania.)

lunes, 21 de mayo de 2007

No hagamos caso


Jeremías 18:18 “La gente dijo: Vamos a preparar un plan para deshacernos de Jeremías. Jamás faltarán los sacerdotes que nos instruyan, ni sabios que nos den consejos, ni profetas que nos comuniquen la palabra de Dios. Acusémoslo, para que lo maten. No hagamos caso a nada de lo que dice.”


Creo que si estas pensando, que si predicas la verdadera y genuina Palabra de Dios, y adviertes que se están haciendo las cosas mal todos oirán y recibirán tu palabra, y te aplaudirán porque la voz de un profeta se ha levantado, esta es la mejor confirmación de que así no será. Cuando era parte del sistema, por decirlo de una forma, me arrancaba los cabellos tratando de que se escuchara a Dios, el celo por su causa me consumía. Lo único que conseguía era acrecentar los números de jueces que juzgaría mi presente estado espiritual. Hasta que con el tiempo entendí que un siervo crucificado no hace ninguna demanda para ser oído por la gente, pero hablan y actúan y se contentan con dejar el asunto allí, con confianza NO EN ELLOS MISMOS, SINO EN QUE LO QUE HAN OÍDO DE DIOS SERÁ CUMPLIDO A SU TIEMPO. ¿Qué has oído de Dios? Ten confianza. Se cumplirá. Pero no esperes los aplausos ni reconocimientos porque el pueblo de dura cerviz no hará caso a nada de lo dices.