lunes, 1 de octubre de 2007

Guardadores de la Palabra



Apocalipsis 3:8 “Yo conozco tus obras; he aquí he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. He aquí yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado. Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.”




1 La Puerta que permanece. Notemos que este pasaje le habla a una iglesia, que como sabemos, no es un templo de material, sino que es un cuerpo, y menciona de ella sus pocas fuerzas. Pero estas pocas fuerzas no se deben a que es debilucha, sino a un desgaste al haber defendido con celo y vigor la Palabra de Dios. Esto me habla de un esfuerzo constante, de una lucha también por no negar el nombre de Cristo, puede ser de manera verbal o con los actos.



2 La sinagoga de Satanás tampoco se refiere a un templo físico, sino a los que “dicen” ser y no son. A los que se mezclan entren los que son genuinos, nacidos del espíritu pero jamás han experimentado el nuevo nacimiento en Cristo Jesús y ni tampoco quieren porque su única función en la Iglesia de Cristo es blasfemar y mentir. Esos mismos se postrarán ante los amados y reconocerán la verdadera autoridad espiritual.



3 Recompensa. Todos aquellos que sean guardadores de la genuina Palabra del Señor, serán guardados de la prueba que vendrá sobre los que no son y sobre los que dicen ser y no son. La Iglesia que es defensora voraz de la Palabra, aún agotándose sus fuerzas, goza de una protección especial y celosa de Aquel que pronuncia esas palabras.



4 Retén lo que tienes. No abandones lo que conseguiste. Aférrate a ello. 2 de Timoteo 3:15 dice claramente: “Pero tu persiste en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quien has aprendido; y que desde la niñez has sabido las sagradas escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe en Cristo en Jesús.” ¡Mantente firme para que nadie te quite tu corona!



5 El que venciere todas estas cosas, aunque sean pocas sus fuerzas, será hecho columna firme de templo santo del Señor y nunca más saldrá de allí. Este llevará escrito no su propio nombre sino el nombre de Dios, el nombre de la nueva y genuina Iglesia de Cristo, la cual desciende del cielo, o sea que es celestial y espiritual, no terrenal ni carnal. Y por último, estos que han defendido con celo y vigor la Palabra de Dios, los que no han negado su nombre, recibirán una nueva y mayor revelación del Jesús muerto y resucitado, Hijo de Dios y Dios mismo.



Iglesia de Cristo, de nada sirve defender las propias opiniones y las propias palabras. Un mensaje registrado y con derechos de autor solo muestra el nombre del Inspirado. El mensaje en base a la Palabra registrada en los cielos siempre muestra al Inspirador.

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