martes, 27 de febrero de 2007

Quedate con nosotros



Juan 4:39 “Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedo allí dos días. Y creyeron muchos mas por la palabra de él, y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismo hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.”

Versión Reina – Valera 1960


Esta es la Iglesia del Señor. La que luego de oír una exhortación como la de la samaritana, da testimonio de ello y trae a todos a los pies de Jesús. Olvidate por un momento que la mujer es una mujer, sino mas bien la Iglesia. Ahora también piensa que los muchos que vinieron a él y le creyeron son los tantos que andan repartidos por ahí, pero que no solo escuchan lo que se les predica en la Iglesias, sino que no se conforman y van hasta donde está el mismo Señor. Es hora de una Iglesia que luego de escuchar los mensajes ruegue a Jesús hasta que esas palabras, que han sido reveladas a otros, también se les revelen a ellos. No porque no crean en el mensaje, sino porque es necesario que todos escuchen por si mismos la voz de su Buen Pastor. Es necesario un mensaje creíble y una conducción directa al Salvador para que el que no hace acepción de personas, les revele más de su persona. Es eso lo que les ocurrió a estos tantos que acudieron a él y le rogaron y le clamaron para que se quede con ellos. Luego de escucharlo tuvieron la convicción de quien era verdaderamente el Señor. Nadie se va a convertir luego de escuchar nuestras palabras. Sí, puede que crean, pero es necesario que sus oídos sean abiertos junto con su entendimiento. No quieras que te escuchen a vos. Hazte a un lado y deja libre el camino a la Verdad. No interpongas tus pensamientos, tu capacidad o tus dones. Ahora, luego de leer estas palabras corre a tu lugar secreto y atrae a tu Señor para que te revele más de él. “¡Señor quédate con nosotros hoy!”

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