martes, 6 de marzo de 2007

De tiempo en tiempo...



San Juan 5:1 “Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día.”


Hace no muchos meses pasó por este país una conocida estrella del evangelio, que a pesar de su poca difusión, superó las expectativas de concurrencia. No solo que superó sino que además logró despertar la desesperación de la gente con verdaderas necesidades físicas y espirituales de distintos puntos del país. Tuve el “placer” de estar afuera pero también de ver la triste realidad de nuestras iglesias de hoy en día. Realmente si estuviéramos alimentando con pan de vida a nuestras congregaciones, ninguno de los desastres que alrededor sucedieron, hubieran sucedido. Si estuviéramos alimentando a la gente con Palabra genuina no saldría corriendo tras cualquier estrella vanagloriosa, que solo encantan con una gran demostraciones de dones y espiritualidad.
¿Qué nos esta pasando? Pensaba en mi interior mientras veía como las masas corrían tras este escalofriante ángel de luz, sin importar cuantos niños, enfermos, o ancianos eran pisoteados, aplastados y asfixiados. ¡Que vacía debe estar nuestra iglesia de Espíritu! ¡Qué estancado debe estar todo! ¿Qué hay de nuestros cinco ministerios instituidos por nuestro Señor, que hay de esos cinco pórticos? ¿Por qué esperar siempre a que un iluminado del Señor, o un ángel de “luz” desciendan a mover un poco el agua? ¡Cuánto daño se ha generado, cuantos paralíticos o enfermos espirituales tenemos a los pies de nuestros templos, esperando por algún salvador de tanto sistema abortivo y sin vida!
El estanque de Betesda tipifica la iglesia estancada y pasiva. Betesda significa “casa de misericordia”. Y esto me recuerda a las palabras del mismo Jesús diciendo: Misericordia quiero y no sacrificio. ¿Qué esta ocurriendo…? ¿Por qué esperar algún ser iluminado que nos rescate? ¿Queremos de verdad ser rescatados? Es por eso que Jesús le pregunta primero al enfermo si quería ser sano. Luego de excusarse Jesús fue directo: LEVANTATE Y ANDA. VETE. SAL DE QUI. VETE. ¿Qué le ocurrió a este hombre? Fue sano al instante. ¿Qué hizo? Se fue. Muchos otros quedaron. Muchos quedarán pues no les interesa ser rescatados de nuestros sistemas tradicionales. ¿Qué haremos nosotros?

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